sábado, 24 de marzo de 2012

Valoramos el poema 3 "Mujeres condenadas"


G. Courbet, La siesta (1866)
Baudelaire evoca otra faceta amorosa: la del lesbianismo. Él estuvo relacionado, al menos, con tres mujeres de las que todo París sabía que eran lesbianas. El tema es muy recurrente en la época y él le dedica tres poemas en su libro, dos de los cuales ("Lesbos" y "Mujeres condenadas: Delfina e Hipólita") fueron prohibidos. Hay ambigüedad en su acercamiento al tema pues mientras que el primero es un himno al amor lésbico, el segundo es una condenación. En cualquier caso, Baudelaire se sentía atraído por las lesbianas (recordemos que uno de los títulos prohibidos de su obra era precisamente Las lesbianas) y las veía como heroínas de su tiempo y buscadoras, como él mismo, del infinito. Para él la lesbiana era a la mujer lo que el hombre era al dandi. 
En este tercer poema titulado "Mujeres condenadas" evoca sus distintas condiciones (¡Oh vírgenes, oh demonios, oh monstruos, oh mártires!) y se solidariza con ellas declarándoles tanto su amor como su compasión.

           Mujeres condenadas
Como bestias inmóviles tumbadas en la arena,
Vuelven sus ojos hacia el marino horizonte,
Y sus pies que se buscan y sus manos unidas,
Tienen desmayos dulces y temblores amargos.

Las unas, corazones que aman las confidencias
En el fondo del bosque donde el arroyo canta,
Deletrean el amor de su pubertad tímida
Y marcan en el tronco a los árboles tiernos;

Las otras, como hermanas, andan graves y lentas,
A través de las peñas llenas de apariciones,
Donde vio san Antonio surgir como la lava
Aquellas tentaciones con los senos desnudos;

Y las hay, que a la luz de goteantes resinas,
En el hueco ya mudo de los antros paganos,
Te llaman en auxilio de su aulladora fiebre.
¡Oh Baco, que adormeces todas las inquietudes!

Y otras, cuyas gargantas lucen escapularios,
Que, un látigo ocultando bajo sus largas ropas,
Mezclan en las umbrías y solitarias noches,
La espuma del placer al llanto del suplicio.

Oh vírgenes, oh monstruos, oh demonios, oh mártires,
De toda realidad desdeñosos espíritus,
Ansiosas de infinito, devotas, satiresas,
Ya crispadas de gritos, ya deshechas en llanto.

Vosotras, a quien mi alma persiguió en tal infierno,
¡Hermanas mías!, os amo y os tengo compasión,
Por vuestras penas sordas, vuestra insaciable sed

y las urnas de amor que vuestro pecho encierra.   
                  (trad. Mtnez. Sarrión en La Gaya Ciencia)

(V.O. en francés, aquí)
Para leer el poema "Lesbos" pincha aquí.
Para leer el poema "Mujeres condenadas. Delfina e Hipólita" pincha aquí.

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6 comentarios:

  1. Este poema habla de las mujeres en general como su propio título nos indica. En unas ocasiones las critica y condena sus actos pero en otras ocasiones también las ensalza. Baudelaire habla en este poema de cuatro tipos de mujeres las cuales nombra directamente en la penúltima estrofa (“oh vírgenes, oh monstruos, oh demonios, oh mártires”).

    La primera estrofa describe a todas las mujeres lesbianas lo cual deducimos por sus propias palabras (“sus pies que se buscan y sus manos unidas”) y demuestra su misoginia (califica a la mujer como “bestia”). En sus palabras podemos advertir que hace referencia al sexo (“tienen desmayos dulces y temblores amargos”).

    La segunda estrofa se refiere a las mujeres a la que el poeta quiere ensalzar y a las que en la sexta estrofa llama “vírgenes”. Notamos las connotaciones positivas por los adjetivos (pubertad tímida) y elementos de la naturaleza (“arroyo”, “árboles tiernos”) que utiliza a modo de símbolos; todos ellos son bellos. Las mujeres de esta estrofa son niñas que como todo adolescente se enamoran y hace referencia a la felicidad que se siente al ser inocente y estar enamorado aunque sea de sí mismas, de su inocencia o de otra persona (“el arroyo canta”, “marcan en el tronco a los árboles tiernos”).

    En la tercera y cuarta estrofa describe a las mujeres como mal del mundo, la “mujer fatal” en toda su esencia, a las que en la sexta estrofa denominará como “monstruos” y “demonios”. Con respecto a la tercera estrofa, deducimos su odio hacia las mujeres “monstruos” por las connotaciones negativas claramente marcadas describiendo a este tipo de mujeres como seductoras, ardientes, pecaminosas (“lava”, “senos desnudos”, “tentaciones”), e incluso hace referencia a un pasaje de la biblia en el que San Antonio se ve incitado al pecado. Con respecto a la cuarta estrofa, nos percatamos de su odio hacia las mujeres “demonios” por las connotaciones negativas también (“antros paganos”, “aulladora fiebre”) con estos símbolos las describe como mujeres que se presentan buenas para seducirte y llevarte hacia su malvado terreno. Hace, al igual que en la primera estrofa, referencia al sexo (“aulladora fiebre”), siguen siendo mujeres seductoras, ardientes y pecaminosas. Baudelaire delata su pecado de dejarse llevar por esas malas mujeres y se justifica culpando a las drogas y el alcohol introduciendo al dios del vino, Baco, como símbolo del propio alcohol (“¡oh Baco, que adormeces todas las inquietudes!”).

    En la quinta estrofa hace referencia a las mujeres que pecan porque no tienen la fuerza de voluntad suficiente para negarse a las tentaciones y que tras pecar, se lamentan por haberlo hecho (“la espuma del placer al llanto del suplicio”) e incluso se castigan por no haber resistido (“un látigo ocultando bajo sus largas ropas”), a las que en la siguiente estrofa denominará “mártires”. Baudelaire siente lastima por estas mujeres, las describe como mujeres creyentes y devotas, lo cual demuestra con sus símbolos (“lucen escapularios”), como el autentico maestro del símbolo.

    Para finalizar, en la última estrofa, pero no por ello menos importante, hace una recopilación de todas las clases de mujeres anteriormente descritas y expresa más claramente sus sentimientos acerca de todas ellas. Las denomina “espíritus” y se refiere a ellas con una gran cantidad de adjetivos totalmente contradictorios que definen a las mismas personas (“ansiosas de infinito, devotas, satiresas”). Descubre su pecado (“a quien mi alma persiguió en tal infierno”). Describe sus sentimientos de amor y lástima porque no pueden controlar su vida pecaminosa, en cierto modo podemos deducir que identifica a la mujer como un animal salvaje que se guía meramente por sus instintos.


    Mi comentario creo que es demasiado extenso, pero espero que esté bien. Un beso, Leti.

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  2. Sí, Leti, está muy bien. El añadir citas de cada opinión que pones está perfecto. Veo dotes de lectora intuitiva y perspicaz.

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  3. Hola,María:
    Acabo de descubrirte mientras buscaba ayuda para explicar yo también el poema Condenadas. Soy profe de Literatura Universal, como tú, y resulta que mi centro se llama como el padre de Néstor, Herminio Almendros. Por algo estamos en el pueblo donde nació.
    Me gusta mucho tu blog: se ve un trabajo muy agradable y útil. Te doy el enlace de nuestro blog, por si te apetece ojearlo. También tenemos un blog de aula
    http://radioblogcabaretvoltaire.blogspot.com
    Un saludo.

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    1. Hola, Belén
      Muchas gracias por tu amable comentario sobre este blog. ¡Qué poder no tendrá la Literatura que hasta ha conectado a dos profas de Lengua y dos institutos con los nombres del padre y del hijo! Por cierto, este año celebramos el 25º aniversario de la inauguración de nuestro centro por el propio Néstor Almendros. Acabo de trastear por vuestro radioblog y me parece muy interesante la experiencia: se ve atractivo, dinámico y con participación de alumnado. Gracias por el enlace. Estaré atenta a vuestras novedades.

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  4. Cuales serian sus figuras literarias ???

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  5. ¿Que significado tiene la expresión "urnas de amor"?

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