domingo, 25 de marzo de 2012

Valoramos el poema 9 "El Amor y el cráneo"

H. Goltzius, Quis evadet?, (1594)
En este poema Baudelaire ha recreado la iconografía antigua holandesa según la cual un niño junto a la muerte, soltando pompas de jabón, representaba la inconsistencia o fugacidad de la vida que dura lo que una pompa. Baudelaire convierte al niño del grabado en símbolo del amor fugaz, pues. La Humanidad está a merced de los caprichos del amor, quien sopla burbujas que estallan en el aire malogrando la vida que contienen en su interior. El tema de la vida como una burbuja ("homo bulla") es muy barroco y también aparece en El Bosco. En la actualidad sigue vigente, por ejemplo, con el Proyecto "Llegaste con la brisa 3.0" en que se representa la fabricación en burbujas de nuevos seres transgénicos mediante una instalación video- mecánica creada por la cineasta venezolana Mariana Rondón.


El Bosco, burbuja-atanor en
El jardín de las delicias (1503)
Mariana Rondón, "Llegaste con la brisa 3.0"



El Bosco, Creación del mundo,
reverso de El jardín...
       El amor y el cráneo
          Viñeta antigua

Se sienta el Amor en el cráneo
             De la Humanidad,
Y sobre tal solio el profano,
             Con risa procaz,

Sopla alegremente redondas burbujas,
             Que en el aire suben,
Como para juntar a los mundos
             Al fondo del Éter.

El globo luminoso y frágil
             En un amplio vuelo,
Revienta y escupe su alma pequeña
             Como un áureo sueño.

Y oigo al cráneo, a cada burbuja,
             Rogar y gemir:
-«Este juego feroz y ridículo,
             ¿Cuándo acabará?

Pues lo que tu boca cruel
             Esparce en el aire,
Monstruo asesino, es mi cerebro,
             ¡Mi sangre y mi carne!»

     (Trad. Mtnez Sarrión en La Gaya Ciencia)

(V.O. en francés, aquí)
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Valoramos el poema 8 "Un viaje a Citerea"


Watteau, Embarque a la isla de Citera (1717)

Según la propia confesión de Baudelaire, estos versos nacieron de unas líneas del escritor romántico Nerval, quien como tantos otros, sintió la llamada de Oriente y evocó sus gentes, paisajes y mitos en muchas obras. No hay duda de que conoció el cuadro rococó de Watteau titulado Embarque para Citerea. Así se llama la isla jónica de Venus, diosa del amor.
Baudelaire habla de la isla y de Afrodita, símbolo del amor-pasión que él demonifica. El viaje esperanzado queda interrumpido por el avistamiento de un hombre devorado por las fieras, en clara alusión al origen de la propia Afrodita que procede, según la Teogonía de Hesiodo, del semen derramado al mar por Urano cuando es castrado por su hijo Cronos, quien arroja los testículos al mar.

Botticelli, Nacimiento de Venus (1485)

Tras los detalles escabrosos del estado del cadáver, sucede la invocación al muerto (habitante de la isla castigado por su adoración a Venus) con quien se identificará el poeta. Las invocaciones a Venus y Dios de la estrofa final refuerzan el sentido de la alegoría mencionada en la estrofa anterior y que se explica por la asociación viaje a Citerea-castración, que sugiere viaje frustrado hacia el amor. Como vemos, reaparece el tema del amor-muerte y el de la frustración asumida.


                Un viaje a Citerea 
Mi corazón, como un pájaro, voltigeaba gozoso
Y planeaba libremente alrededor de las jarcias;
El navío rolaba bajo un cielo sin nubes, 
Cual un ángel embriagado de un sol radiante.

¿Qué isla es ésta, triste y negra? –Es Citerea,
Nos dicen, país celebrado en las canciones,
El dorado banal de todos los galeones en el pasado.
Mirad, después de todo, no es sino un pobre erial.

–¡Isla de los dulces secretos y de los regocijos del corazón!
De la antigua Venus, soberbio fantasma
Sobre tus aguas ciérnese un como aroma,
Que satura los espíritus de amor y languidez.

Bella isla de los mirtos verdes, plena de flores abiertas,
Venerada eternamente por todanación,
Donde los suspiros de los corazones en adoración
Envuelven como incienso sobre un rosedal.

Donde el arrullo eterno de una torcaz
- Citerea no era un lugar sino de los más áridos,
Un desierto rocoso turbado por gritos agrios.
¡Yo, empero, vislumbraba un objeto singular!
No era aquello un templo sobre las umbrías laderas,
Al cual la joven sacerdotisa, enamorada de las flores,
Acudía, encendido el cuerpo por secretos ardores,
Entreabriendo su túnica las brisas pasajeras;

Pero, he aquí que rozando la costra, más de cerca
Para turbar los pájaros con nuestras velas blancas,
Vimos que era una horca de tres ramas,
Destacándose negra sobre el cielo, como un ciprés.

Feroces pájaros posados sobre su cebo
Destruian con saña un ahorcado ya maduro,
Cada uno hundiendo, cual instrumento, su pico impuro
En todos los rincones sangrientos de aquella carroña;

Los ojos eran dos agujeros, y del vientre desfondado
Los intestinos pesados caíanle sobre los muslos,
Y sus verdugos, ahítos de horribles delicias,
A picotazos lo habían absolutamente castrado.

Bajo los pies, un tropel de celosos cuadrúpedos,
El hocico levantado, husmeaban y rondaban;
Una bestia más grande en medio se agitaba
Como un verdugo rodeado de ayudantes.

Habitante de Citerea, hijo de un cielo tan bello,
Silenciosamente tú soportabas estos insultos
En expiación de tus infames cultos
Y de los pecados que te ha vedado el sepulcro.

 Ridículo colgad, ¡tus dolores son los míos!
Sentí, ante el aspecto de tus miembros flotantes,
Como una náusea, subir hasta mis dientes,
El caudal de hiel de mis dolores pasados;

Ante ti, pobre diablo, inolvidable,
He sentido todos los picos y todas las quijadas
De los cuervos lancinantes y de las panteras negras
Que, en su tiempo, tanto gustaron de triturar mi carne.

–El cielo estaba encantador, la mar serena;
Para mí todo era negro y sangriento desde entonces.
¡Ah! y tenía, como en un sudario espeso,
El corazón amortajado en esta alegoría.

En tu isla. ¡oh, Venus! no he hallado erguido
Más que un patíbulo simbólico del cual pendía mi imagen...
–¡Ah! ¡Señor! ¡Concédeme la fuerza y el coraje
De contemplar mi corazón y mi cuerpo sin repugnancia!
                                                 (trad. en wikisource.org)       

(V.O. en francés, aquí)
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Valoramos el poema 7 "La Beatriz"

Goya, Capricho 61- Volaverunt (1799) 

Beatriz es la musa de Dante (recordemos que algunos autores creen ver en Las flores del mal una recreación de los círculos dantescos: spleen, amor culpable, lujuria, muerte, esperanza del paraíso, purgatorio del dolor). 
La anécdota de este poema tan narrativo muestra al poeta vagando triste. Parece otro sueño en que le asaltan al poeta una tropa de viciosos demonios entre los que se encuentra su amada, que se burla de él y le da celos. Aparece una autoafirmación de la poética baudelariana según la cual hay que cantar la belleza de la fealdad, del amor fatal y del mal, por eso los demonios le asaltan y él lejos de rehuir su mirada, nos recita sus públicas tiradas.        
                   La Beatriz
 En cenicientas tierras, sin verdor, calcinadas,
como yo me quejase a la Naturaleza,
y el puñal de mi mente, caminando al azar,
fuese afilando lento sobre mi corazón,
vi en pleno mediodía descender sobre mí 

una gran nube oscura, de un temporal surgida,
que albergaba una tropa de viciosos demonios,
semejantes a enanos furiosos y crueles.
Se volvieron entonces fríamente a mirarme,
y, como viandantes que se asombran de un loco,
los escuché entre sí reír y cuchichear
intercambiando señas y guiños expresivos:

-- «Contemplemos a gusto a esta caricatura,
a esta sombra de Hamlet que su postura imita,
los cabellos al viento, la indecisa mirada.

¿No es en verdad penoso ver a tal vividor,
a este pillo, a este vago, a este histrión perezoso,
que, porque representa con arte su papel,
pretende interesar, cantando sus pesares,
al águila y al grillo, al arroyo y las flores,
e inclusive a nosotros, autores de esas rúbricas,
a voces nos recita sus públicas tiradas?»

Hubiera yo podido (alto como los montes
es mi orgullo y domina a diablos y nublados)
apartar simplemente mi soberana testa,
si no hubiera atisbado entre la sucia tropa,
¡y este crimen no hizo tambalearse al sol!

a la reina de mi alma de mirada sin par,
que con ellos reía de mi sombría aflicción,
haciéndoles, de paso, una obscena caricia.

       (trad. Mtnez. Sarrión en Alianza Editorial) 

(V.O. en francés, aquí)
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Valoramos el poema 6 "Alegoría"

Gustav Klimt, Judith I (1901)

Este poema muestra la prostitución sin moralismo, instituida desde antiguo y sacralizada. La prostituta se ríe de las dos buenas hermanas, Muerte y Libertinaje, y como en el cuadro de Delacroix, Mujeres de Argel (1834), posa como sultana en clara alusión al exotismo de la época y la superación de las religiones. El tema de la mujer "estéril" virginal comentado en los poemas sobre lesbianas reaparece ahora traspuesto a las prostitutas. Para Baudelaire, unas y otras eran mujeres infecundas, a falta de plena realización personal, pero sabedoras de su poder y confiadas ante la Muerte. 

              Alegoría
Es una mujer bella y de espléndido porte,
que en el vino arrastrar deja su cabellera.
Las garras del amor, los venenos del antro,
resbalan sin calar en su piel de granito.
Se chancea de la Muerte y del Libertinaje:
los monstruos, cuya mano desgarradora y áspera,
ha respetado siempre, en sus juegos fatales,
la ruda majestad de ese cuerpo arrogante.
Camina como diosa, posa como sultana;
una fe mahometana deposita en el goce
y con abiertos brazos que los senos resaltan,
con la mirada invita a la raza mortal.
Cree o, mejor aún, sabe, esta infecunda virgen,
necesaria, no obstante, en la marcha del mundo,
que la hermosura física es un sublime don
que de toda ignominia sabe obtener clemencia.
Tanto como el Infierno, el Purgatorio ignora,
y cuando llegue la hora de internarse en la Noche,
contemplará de frente el rostro de la Muerte,
como un recién nacido -sin odio ni pesar.

           (trad. Mtnez. Sarrión en Alianza Editorial) 

(V.O. en francés, aquí)
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Valoramos el poema 5 "La fuente de sangre"

Sin corazón 

Este quinto poema, junto con el séptimo ("La Beatriz") y el octavo ("Un viaje a Citerea") son los únicos del bloque que mencionan el yo poético en primera persona. Baudelaire había leído Avatar de Gautier (1856), especialmente estas líneas: Me parece que mi cuerpo deja escapar mi yo como un colador deja pasar el agua por sus agujeros.  
Parece que el poeta, como en un sueño, repasa en cada estrofa los cuatro bloques de su poemario compuestos hasta el momento ("Spleen e Ideal", "Cuadros parisinos", "El vino" y "Las flores del mal") en los que mostraba sus diferentes métodos de evasión de la realidad circundante, a saber: la distancia entre realidad e ideal; la ciudad moderna; los paraísos artificiales y la atracción por el mal. Las crueles muchachas del verso final remiten a las buenas hermanas del poema anterior y a la prostituta del poema posterior.   

         La fuente de sangre

A veces me parece que fluyese mi sangre
lo mismo que una fuente con rítmicos sollozos.
Yo la escucho correr en un largo murmullo,
mas me palpo en vano para encontrar la herida.

Por la ciudad, lo mismo que en un campo cerrado,
camina,  transformando adoquines en islas,
apagando la sed de todas las criaturas
y tiñendo de rojo la naturaleza.

Les he pedido a veces a los vinos capciosos
que  el terror que me mina, por un día adormezcan;
¡El vino aclara el ojo, y afina los oídos!

Un sueño olvidadizo busqué yo en el amor;
¡mas éste es para mí un colchón de agujas
hecho para que beban estas crueles muchachas!
       (trad. A. Verjat y Mtnez. de Merlo en Ed. Cátedra)

(V.O. en francés, aquí)
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sábado, 24 de marzo de 2012

Valoramos el poema 4 "Las dos buenas hermanas"

Jan Toorop, Dos mujeres (1863)

El término hermanas es ambiguo, de ahí que la edición de Cátedra haya traducido el poema como "Las dos hermanitas". En el poema anterior se invocaba a las pobres hermanas y en este a las dos buenas hermanas. Estas son la relajación de las costumbres o libertinaje y la muerte. Ambas van de la mano y se alían para consolar al poeta. Una y otra tientan al poeta alternativamente y por igual porque son las dos caras de una misma cosa. Nuevamente aparecen temas vistos ya como el de la mujer "estéril", la asociación amor-muerte, alcoba-féretro y la atracción fatal y poética.

           Las dos buenas hermanas
Libertinaje y Muerte, son dos buenas muchachas,
Pródigas de sus besos y ricas en salud
Cuyo virginal flanco, que los harapos cubren,
Bajo la eterna siembra jamás fructificó.

Al poeta siniestro, tara de las familias,
Valido del infierno, cortesano sin paga,
Entre sus recovecos, muestran tumba y burdel,
Un lecho que jamás la inquietud frecuentó

Y la caja y la alcoba, en fecundas blasfemias,
Por turno nos ofrecen, como buenas hermanas,
Placeres espantosos y dulzuras horrendas.

Licencia inmunda ¿cuándo por fin me enterrarás?
¿Cuándo llegarás, Muerte, su émula fascinante,
A injertar tus cipreses en sus mirtos infectos?

        (trad. Mtnez. Sarrión en La Gaya Ciencia

(V.O. en francés, aquí)
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Valoramos el poema 3 "Mujeres condenadas"


G. Courbet, La siesta (1866)
Baudelaire evoca otra faceta amorosa: la del lesbianismo. Él estuvo relacionado, al menos, con tres mujeres de las que todo París sabía que eran lesbianas. El tema es muy recurrente en la época y él le dedica tres poemas en su libro, dos de los cuales ("Lesbos" y "Mujeres condenadas: Delfina e Hipólita") fueron prohibidos. Hay ambigüedad en su acercamiento al tema pues mientras que el primero es un himno al amor lésbico, el segundo es una condenación. En cualquier caso, Baudelaire se sentía atraído por las lesbianas (recordemos que uno de los títulos prohibidos de su obra era precisamente Las lesbianas) y las veía como heroínas de su tiempo y buscadoras, como él mismo, del infinito. Para él la lesbiana era a la mujer lo que el hombre era al dandi. 
En este tercer poema titulado "Mujeres condenadas" evoca sus distintas condiciones (¡Oh vírgenes, oh demonios, oh monstruos, oh mártires!) y se solidariza con ellas declarándoles tanto su amor como su compasión.

           Mujeres condenadas
Como bestias inmóviles tumbadas en la arena,
Vuelven sus ojos hacia el marino horizonte,
Y sus pies que se buscan y sus manos unidas,
Tienen desmayos dulces y temblores amargos.

Las unas, corazones que aman las confidencias
En el fondo del bosque donde el arroyo canta,
Deletrean el amor de su pubertad tímida
Y marcan en el tronco a los árboles tiernos;

Las otras, como hermanas, andan graves y lentas,
A través de las peñas llenas de apariciones,
Donde vio san Antonio surgir como la lava
Aquellas tentaciones con los senos desnudos;

Y las hay, que a la luz de goteantes resinas,
En el hueco ya mudo de los antros paganos,
Te llaman en auxilio de su aulladora fiebre.
¡Oh Baco, que adormeces todas las inquietudes!

Y otras, cuyas gargantas lucen escapularios,
Que, un látigo ocultando bajo sus largas ropas,
Mezclan en las umbrías y solitarias noches,
La espuma del placer al llanto del suplicio.

Oh vírgenes, oh monstruos, oh demonios, oh mártires,
De toda realidad desdeñosos espíritus,
Ansiosas de infinito, devotas, satiresas,
Ya crispadas de gritos, ya deshechas en llanto.

Vosotras, a quien mi alma persiguió en tal infierno,
¡Hermanas mías!, os amo y os tengo compasión,
Por vuestras penas sordas, vuestra insaciable sed

y las urnas de amor que vuestro pecho encierra.   
                  (trad. Mtnez. Sarrión en La Gaya Ciencia)

(V.O. en francés, aquí)
Para leer el poema "Lesbos" pincha aquí.
Para leer el poema "Mujeres condenadas. Delfina e Hipólita" pincha aquí.

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Valoramos el poema 2 "Una mártir"

Odilon Redon, Cabeza de mártir (1877)

Este es el segundo poema. En un dormitorio de opulencia y voluptuosidad, una joven desnuda se desangra en la cama y su cabeza reposa en la mesilla de noche. La contemplación lujuriosa, morbosa, del cuerpo recrea el escenario de un crimen pasional con posible agravante de necrofilia, causado por los celos del marido, cuyos actos le atarán a ella para siempre. 

         Una mártir
DIBUJO DE UN MAESTRO DESCONOCIDO

En medio de frascos, telas sedosas,
y muebles voluptuosos,
de mármoles, pinturas, ropas perfumadas,
que arrastran los pliegues suntuosos,

en una alcoba tibia como en un invernadero,
donde el aire es peligroso y fatal,
donde lánguidas flores en sus ataúdes de cristal
exhalan su suspiro postrero,
un cadáver sin cabeza derrama, como un río,
en la almohada empapada,
una sangre roja y viva, que la tela bebe
con la misma avidez que un prado.

Parecida a las tétricas visiones que engendra la oscuridad
y que nos encadenan los ojos,
la cabeza, con la masa de su crin sombreada,
y de sus joyas preciosas,
en la mesilla de noche, como una planta acuática,
reposa, y, vacía de pensamientos,
una mirada vaga y blanca como el crepúsculo
escapa de sus ojos extraviados.

En el lecho, el tronco desnudo, sin pudor,
en el más completo abandono, muestra
el secreto esplendor y la belleza fatal
que la naturaleza le donó.

Una media rosada, adornada con hilo de oro, en la pierna
ha quedado cual recuerdo.
La liga, al igual que un ojo secreto que llamea,
lanza una mirada diamantina.

El singular aspecto de esta soledad
y de un gran retrato voluptuoso,
de ojos provocativos como su actitud
revela un amor tenebroso,

una culpable alegría y fiestas extrañas,
llenas de besos infernales,
que regocijarán a los ángeles malos
nadando entre cortinas y chales.

Sin embargo, al ver la esbeltez elegante
del hombro y su trazo quebrado,
la cadera levemente afilada, y la cintura ágil
lo mismo que un reptil irritado, se advierte
que ella es joven aún. —Su alma exasperada
y sus sentidos mordidos por el tedio,
¿se habían entregado a la jauría enfurecida
de deseos errantes y perdidos?

El hombre vengativo al que no pudiste, viviendo,
a pesar de tanto amor, aplacar,
¿sació en tu carne, inerte y complaciente,
toda la inmensidad de su deseo?

¡Responde, cadáver impuro! ¿Por tus rígidas trenzas
te levantó con brazo febril?
Dime, cabeza horrible, ¿en tus fríos dientes
hay aún sus últimos adioses?

—Lejos del mundo burlón, lejos de la multitud impura,
lejos del magistrado curioso,
duerme en paz, duerme en paz, extraña criatura,
en tu sepulcro misterioso;
tu esposo corre el mundo, y tu forma inmortal
vela junto a él cuando duerme;
lo mismo que tú sin duda te será fiel

y constante hasta la muerte.
                 (trad. de Pep Cardona en mallorcaweb.net)

(V.O. en francés, aquí)

Como siempre, dejad en Comentarios alguna sensación, algún pensamiento, que os haya provocado el poema.

Valoramos el poema 1 "La destrucción"


Aquí os dejo el primer poema de los nueve que comentaréis de "Las flores del mal". Ya sabéis que en esta cuarta parte del libro el poeta expresa la atracción irresistible del mal. 

En este caso concreto, el Demonio se le presenta al poeta en forma de mujer seductora, cuyos filtros depravados le arrastran irremisiblemente por la pendiente del hastío (el speen) alejándole cada vez más de la contemplación de Dios, del Ideal imposible. El lado satánico cede conscientemente ante la destruccción. 

Carlos Schwabe, ilustración para "La destrucción"
    
                     La destrucción
A mi lado sin tregua el Demonio se agita;
En torno de mí flota como un aire impalpable;
Lo trago y noto cómo abrasa mis pulmones
De un deseo llenándolos culpable e infinito.

Toma, a veces, pues sabe de mi amor por el Arte,
De la más seductora mujer las apariencias,
Y acudiendo a especiosos pretextos de adulón
Mis labios acostumbra a filtros depravados.

Lejos de la mirada de Dios así me lleva,
Jadeante y deshecho por la fatiga, al centro
De las hondas y solas planicies del Hastío,

Y arroja ante mis ojos, de confusión repletos,
Vestiduras manchadas y entreabiertas heridas,
¡Y el sangriento aparato que en la Destrucción vive!

               (trad. Mtnez. Sarrión en La Gaya Ciencia)
              
(V.O. en francés, aquí)

Podéis dejar abajo en Comentarios cuantas valoraciones del fondo y de la forma queráis; no importa que se hayan dicho en clase, pero lo fetén sería que ofrecierais otras visiones complementarias para redondear lo explicado. 

viernes, 23 de marzo de 2012

Influencias de Baudelaire y "sus flores" en la pintura

El “malditismo” y la atracción por el alcohol, concretamente por la absenta, queda reflejado en muchos cuadros de la época. Uno donde la influencia de Baudelaire es patente será El bebedor de absenta (1858) de Edouart Manet. El pintor se inspira en Las flores del mal y también fue censurado por elevar a categoría de héroe a un borracho trapero, igual que hiciera Baudelaire en su obra.

Manet, El bebedor de absenta (1958)

Desde Salones de 1845, Baudelaire animaba a los pintores a plasmar la vida moderna parisina y eso hicieron pintores impresionistas como Manet, Degas o Toulouse Lautrec. En el cuadro de Manet titulado Música en las Tullerías se incluye la figura de Baudelaire detrás de la primera dama de blanco de la izquierda.  

E. Manet, Música en las Tullerías (1862)

Baudelaire era bibliómano y entendido en pintura, de ahí que el pintor realista Gustave Courbet en la alegoría de su Taller del pintor (1855), lo retratara aparte, en lugar preferente (dentro del lado derecho de intelectuales) leyendo un libro. 


Courbet. Taller del pintor (1855) 

No era la primera  vez que lo retrataba: en 1847 lo pintó leyendo, a la luz de una lámpara y entre las paredes desleídas de su estudio. Baudelaire llegó a afirmar que Courbet había contribuido a restablecer el gusto por la simplicidad y la franqueza y el amor desinteresado y absoluto por la pintura y aceptó figurar en la alegoría de su “taller”. Pero con el tiempo, los caminos de ambos se distancian, y el poeta llega a alegar acerca de los realistas del círculo de Courbet que se trata de una tropa de artistas y de literatos vulgares, cuya inteligencia miope se disimula detrás del término vago y oscuro de realismo.

Courbet, Retrato de Baudelaire 

La pintura simbolista comparte muchas ideas con la poesía simbolista. Pintores como Redon, Shwabe o Rassenfosse ilustran Las flores del mal

Odilon Redon, Les Fleurs du Mal

Odilon Redon no quiere ser considerado pintor literario y en la cubierta del álbum de Las flores del mal no hace meros comentarios visuales sino que reinterpreta lo escrito con un lenguaje puramente pictórico. Para él, el sentido del misterio obliga a trabajar con el equívoco, con los dobles o triples aspectos (vemos aquí un eco de la poética de Mallarmé que aconsejaba que las palabras se reflejaran las unas sobre las otras hasta que parecieran no tener más su color propio y no ser más que las transiciones de una gama).

A. Seguin, Las flores del mal

Tampoco Armand Seguin (un seguidor de Gauguin) es un pintor literario, es decir, no pinta lo que sus ojos ven sino lo que piensan, pero la influencia baudelaireana es clara pues pinta un cuadro que titula Las flores del mal. 


Schwabe también ilustra poemas de Las flores del mal, como los titulados “Destrucción” y “El albatros” y al belga Armand Rassenfosse le encargan las ilustraciones de una edición de 1899 como la del poema "El enemigo".

Rassenfosse, "El enemigo"















Más recientemente, son interesantes el cuadro  de 2002 de Miguel Ángel Menassa

Menassa, Las flores del mal (2002)

o las sugerentes ilustraciones que el belga Louis Joos hiciera para la editorial Nórdica en conmemoración del 150 aniversario de la 1ª edición de las Flores del mal en Francia y que se muestran en este booktrailer


La ilustradora Victoria Francés, que se dio a conocer en el Salón del Cómic Barcelona 2004 con su trilogía melancólica y gótica, Favolese reconoce deudora de las famosas novelas del género como Drácula, de Bram Stoker y de autores como Goethe, Poe y Baudelaire.



jueves, 22 de marzo de 2012

Baudelaire: biografía

Aquí os dejo este vídeo sobre Baudelaire y Las flores del mal para que repaséis los datos biográficos estudiados. Si bien no os aporta mucho nuevo en cuanto a vida y obra, repasa detalles de Las flores... (estructura, temas, ediciones, prohibición de poemas) y da cuenta de la trascendencia del poeta. No aparece mención alguna a su única novela titulada La Fanfarlo (1847) en la que se autorretrata como dandi, pero su cuidado aspecto queda reflejado en las fotos famosas que le hicieran Nadar y Carjart. También podemos comentar los cuadros que aparecen e incluso la música de fondo. A ver, músicos de la clase, ¿qué famoso coro de ópera se oye? Recordad que Baudelaire era crítico musical y pictórico y que declaró su predilección por Wagner y los pintores simbolistas. ¿Cómo no relacionar esta poesía con la música y la pintura hablando como hablamos del precursor del Simbolismo?




También podéis ver en este vídeo cómo divagan sobre la figura de nuestro poeta en un programa de la televisión mejicana que se titula "La dichosa palabra". En él se habla sobre bibliografía y traducciones recomendables, sobre el simbolismo y su poema "Correspondencias"; sobre la personalidad de "poeta maldito" y algunos datos biográficos relevantes en su vida y en su obra.

viernes, 2 de marzo de 2012

Dostoievski. Preguntas teóricas de Selectividad

Con esta presentación que os he hecho podréis repasar los contenidos vistos en clase correspondientes a las dos preguntas teóricas de Selectividad: 1. Dostoievski y su época y 2. El jugador y la obra literaria de Dostoievski.

Dostoievski. El jugador