Os dejo dos textos muy conocidos de Shakespeare llevados al cine y que todo actor que se precie quiere siempre representar. En versión original se intuye el sonido de las palabras, que a Shakespeare importaba tanto como el contenido. Él quería enganchar, fascinar los oídos del espectador huyendo de la artificiosidad y por eso combinó en sus versos blancos la métrica académica con la métrica natural del habla.
El primer texto pertenece a la obra EnriqueV, concretamente, es la arenga del día de San Crispín que el rey pronuncia a sus soldados la víspera de la batalla de Azincourt. ESta batalla ganada a los franceses se convertirá en uno de los episodios más recordados de la Guerra de los Cien Años.
El segundo texto es el famosísimo monólogo de Hamlet: "To be or not to be", ya sabéis: ese en que Hamlet duda entre actuar o no, entre vengar el asesinato de su padre o callar, morir. Como no lo he encontrado con subtítulos en español, os dejo abajo una traducción.
HAMLET:
To be, or not to be: that is the question:
Wethet her 'tis nobler in the mind to
suffer
The slings and arrows of outrageous fortune,
Or to take arms against a sea of troubles,
And by opposing end them? To die: to sleep; No more; and by a sleep to say we end The heart-ache and the thousand natural shocks That flesh is heir to, 'tis a consummation Devoutly to be wish'd. To die, to sleep; To sleep: perchance to dream: ay, there's the rub; For in that sleep of death what dreams may come When we have shuffled off this mortal coil, Must give us pause: there's the respect That makes calamity of so long life; For who would bear the whips and scorns of time, The oppressor's wrong, the proud man’s contumely,
The pangs of
despised love, the law's delay,
The
insolence of office and the spurns
That patient merit of the unworthy takes, When he himself might his quietus make With a bare bodkin? who would fardels bear, To grunt and sweat under a weary life, But that the dread of something after death, The undiscover'd country from whose bourn No traveller returns, puzzles the will And makes us rather bear those ills we have Than fly to others that we know not of? Thus conscience does make cowards of us all; And thus the native hue of resolution Is sicklied o'er with the pale cast of thought, And enterprises of great pith and moment With this regard their currents turn awry, And lose the name of action. —Soft you now! The fair Ophelia! Nymph, in thy orisons Be all my sins remember'd. |
HAMLET
Ser o no ser, ésa es
la cuestión:
si
es más noble para el alma soportar
las flechas y pedradas de la áspera Fortuna o armarse contra un mar de adversidades y darles fin en el encuentro. Morir: dormir, nada más. Y si durmiendo terminaran las angustias y los mil ataques naturales herencia de la carne, sería una conclusión seriamente deseable. Morir, dormir: dormir, tal vez soñar. Sí, ese es el estorbo; pues qué podríamos soñar en nuestro sueño eterno ya libres del agobio terrenal, es una consideración que frena el juicio y da tan larga vida a la desgracia. Pues, ¿quién soportaría los azotes e injurias de este mundo, el desmán del tirano, la afrenta del soberbio, las penas del amor menospreciado, la tardanza de la ley, la arrogancia del cargo, los insultos que sufre la paciencia, pudiendo cerrar cuentas uno mismo con un simple puñal? ¿Quién lleva esas cargas, gimiendo y sudando bajo el peso de esta vida, si no es porque el temor al más allá, la tierra inexplorada de cuyas fronteras ningún viajero vuelve, detiene los sentidos y nos hace soportar los males que tenemos antes que huir hacia otros que ignoramos? La conciencia nos vuelve unos cobardes, el color natural de nuestro ánimo se mustia con el pálido matiz del pensamiento, y empresas de gran peso y entidad por tal motivo se desvían de su curso y ya no son acción. Pero, alto: la bella Ofelia. Hermosa, en tus plegarias recuerda mis pecados |
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