jueves, 4 de octubre de 2012

La naturaleza idealizada en el Decamerón

J. W. Waterhouse,  A Tale from the Decameron (1916)
Como se lee en la Jornada I, los diez jóvenes salen de la iglesia de Santa María Novella convencidos de la necesidad de huir al campo y abandonar el caos de la pestífera Florencia. La técnica narrativa boccacciana del juego de contrastes se concreta aquí en la oposición ciudad/campo, o lo que es lo mismo: caos, peste, amoralidad frente a orden, belleza, honestidad. Pampinea reconoce que la peste también hace estragos en el campo, pero que allí todos estarían mejor: 
Yo estimaría muy adecuado que, (...) fuésemos a quedarnos honestamente en nuestras posesiones en el campo, que todas poseemos en abundancia, y allí disfrutásemos de la fiesta, la alegría y el placer que pudiésemos, sin traspasar en acto alguno el tope de la razón. Allí se oyen cantar a los pajarillos, se ven verdear las colinas y los llanos, y los campos de mieses ondear como el mar, y unas mil especies de árboles, y el cielo más abiertamente que, aunque esté aún enojado, no por ello nos niega sus bellezas eternas, que son mucho más bellas de contemplar que las murallas vacías de nuestra ciudad; y allí, además, el aire es mucho más fresco y hay más abundancia de esas cosas que son más necesarias para la vida en estos tiempos, y es menor el número de molestias. Por lo que aunque allí mueran los campesinos como aquí los ciudadanos, el disgusto es menor porque las casas y los habitantes son menos que en la ciudad. (...) Y recordad  que no es peor para nosotras marchar honestamente que para gran parte de las demás quedarse deshonestamente.   
Desde que los jóvenes llegan a la primera villa, a unos tres kilómetros de Florencia, la naturaleza se describirá idealizada siguiendo tópicos del locus amoenus
Estaba dicho lugar sobre una pequeña colina, algo alejado por todas partes de nuestros caminos, con diversos arbustos y plantas pobladas de verdes hojas de agradable aspecto; en cuya cima había una villa con un hermoso y amplio patio central, con pórticos y con salas y alcobas a cual más bella y decorada con agradables pinturas llenas de admiración, con pequeños prados y con maravillosos jardines y con pozos de preciados vinos: cosas más propias de refinados bebedores que de sobrias y honestas damas. Y el grupo, al llegar, con no poco placer lo halló todo bien barrido, y hechas las camas en las alcobas, y todo lleno de las flores propias de la estación y alfombrado de juncos. (...) Aquí hay jardines, aquí hay prados, aquí hay otros muchos lugares deleitosos por donde cada uno puede solazarse a su placer.

Todo invita al disfrute, de tal manera que sigue la descripción del banquete, ordenado y sibarita, al que los jóvenes se encaminan por un jardín hablando de agradables cosas, con paso lento, haciéndose bellas guirnaldas de diferentes hojas y cantando amorosamente. En la sobremesa cantan y bailan agradables canciones y no falta una siesta, tras la cual se fueron a un pradecillo donde la hierba era verde y alta y el sol no entraba por ninguna parte; y allí sintiendo que hacía un suave vientecito, según quiso la reina, se sentaron todos en corro dispuestos a contarse cuentos. Observa cómo esta secuencia narrativa siempre se repite, con más o menos detalles, al comienzo y final de cada una de las diez jornadas para dar pie a los cuentos o cerrar el marco narrativo de los mismos.. 

En la Introducción a la Jornada IIIlos jóvenes visitan una nueva villa en lo alto de una colina y en su descripción reaparecen los mismos tópicos de antes. Al descender, ven un amplísimo patio con porche, jardín y bodegas, que abre a otro jardín florido, amurallado, con árboles frutales y pérgolas de uvas. En el centro hay un prado frondoso con una fuente de mármol blanquísimo, cuya agua mana abundantemente y discurre en silencio por canalillos mientras que riega la tierra y mueve dos molinos. A continuación, este paisaje se compara con el Paraíso y no falta la mención a las guirnaldas de flores, los trinos de pájaros diferentes o las cien especies de animales tanto salvajes como domésticos. La escena del banquete acaba como en I: con cantos, bailes y siesta reparadora previa al comienzo de la narración de los correspondientes cuentos del día.     

La descripción del entorno de los jóvenes narradores sigue una progresión ascendente en minuciosidad y belleza que culmina en el Valle de las Damas, descrito al final de la Jornada VI y principio de la VII. Si el jardín de III simboliza el Paraíso Terrenal, este Valle de las Damas simboliza el Paraíso Celestial, cuya circularidad connota perfección y espiritualidad.  
(...) Allí, recorriéndolo y volviéndolo a mirarlo todo de nuevo, les pareció mucho más bello que el día anterior, cuando la hora del día era más propicia a su belleza.  Y luego de que con buen vino y con dulces rompieron el ayuno, para que los pájaros no les ganasen con sus cantos, comenzaron a cantar y el valle junto con ellos, diciendo siempre esas mismas canciones que ellos decían; a las que todos los pájaros, como si no quisiesen que se les ganase, dulces y nuevas notas añadían. Mas cuando la hora de comer hubo llegado, poniendo las mesas bajo los vivaces laureles y junto a los demás bellos árboles, como el rey quiso se fueron a sentar al bello lago; y mientras comían, veían nadar a los peces por él en enormes bancos; lo cual les daba ocasión tanto de contemplar como a veces de comentar. (...) Pero al llegar ya la hora en que todos estaban levantados y era el momento de recogerse para relatar, como el rey quiso, no muy lejos del lugar donde habían comido, haciendo extender tapetes sobre la hierba y tomando asiento junto al lago, ordenó el rey a Emilia que comenzase; y ella, alegremente, así comenzó a decir sonriendo: (Jornada VII) 
Esta fusión del hombre con la naturaleza coincide con una visión prerrenacentista de la vida. El hombre empieza a ser dueño de su destino, de ahí que los jóvenes busquen una naturaleza edénica o paradisíaca que actúa de burbuja que invita al deleite, preserva del caos, la enfermedad y el pecado y que también contrasta con el mundo materialista que reflejan los cuentos de la Jornada VII.  

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