viernes, 20 de diciembre de 2013

El nominalismo en Romeo y Julieta

Habéis visto ya cómo en la famosa escena del balcón (II,1), segundo encuentro de los enamorados poco después de haberse conocido en el baile de máscaras, Julieta deja traslucir la disputa medieval entre realistas y nominalistas. La filosofía del Nominalismo niega la existencia objetiva de los universales (que existen en la mente) y defiende la existencia de los particulares expresados mediante nombres, los cuales pueden ser mudables.
Julieta tiene muy claro que Romeo es el mismo con o sin apellido, y defiende la supremacía de las cosas sobre los nombres: Sólo tu nombre es mi enemigo. Tú/ eres tú mismo, seas Montesco o no./ ¿Qué es Montesco? La mano no, ni el pie,/ ni el brazo, ni la cara ni cualquier otra parte/ de un mancebo. ¡Si otro fuera tu nombre!/ ¿En un nombre qué hay? Lo que llamamos rosa/ aun con otro nombre mantendría el perfume;/ de ese modo Romeo, aunque Romeo nunca se llamase,/ conservaría la misma perfección, la misma,/ sin ese título. Romeo, dile adiós a tu nombrte,/ pues que no forma parte de ti, y, a cambio de ese nombre,/ tómame a mí todo mi ser.

Su metáfora del nombre de la rosa se ha reutilizado en otras ocasiones. Por ejemplo, ha inspirado el título de la novela El nombre de la rosa de Umberto Eco e ilustrado el ideario creacionista de Vicente Huidobro en su famosa estrofa: Por qué cantáis a la rosa, ¿oh poetas!/ Hacedla florecer en el poema;/ Solo para nosotros/ viven todas las cosas bajo el sol./ El poeta es un pequeño Dios.

Aquí os dejo este corte de la película El último tango en París, dirigida por Bertolucci en 1972. Nos lo cede la profesora Rosa Gutiérrez, que lo ha visionado ya con sus alumnos de LUN del nocturno. Viene muy bien para ilustrar la distancia entre cosa y nombre de que hablábamos arriba y contestar la pregunta 5 del examen de Selectividad relacionando el nominalismo de Julieta con la actualidad.   


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